El mundo nunca ha sido para todo el mundo mas hoy al parecer es de un señor que en una escalerita de aeropuerto cultiva un maletín, pero ninguna flor; sonriente y afeitado para siempre trajina para darnos la impresión de un mundo en tecnicolor donde muy poquitos aprenden a jugar el golf. ¡Ay que vivos! son los ejecutivos, que vivos que son, del sillón al avión, del avión al salón, del harém al edén siempre tienen razón y además tienen la sartén la sartén por el mango y el mango también. El mundo siempre fue de los que están arriba pero hoy es de un señor en ascensor a quién podemos ver en las revistas cortando el bacalao con aire triunfador; lo come para darnos el ejemplo de rendimiento máximo y comfort, digiere por teléfono y después nos vende conciencias puras de robot. ¡Ay que vivos! son los ejecutivos, que vivos que son, del sillón al avión, del avión al salón, del harém al edén siempre tienen razón y además tienen la sartén la sartén por el mango y el mango también. El mundo siempre fue de algunos elegidos hoy es para el que elige lo mejor dinámico y rodeado de azafatas sacrificándose por un millón o dos; como él tiene de todo, menos tiempo nos aconseja por televisión ahorrar para tener estatus en la muerte, la eternidad en un reloj. ¡Ay que vivos! son los ejecutivos, que vivos que son, del sillón al avión, del avión al salón, del harém al edén siempre tienen razón y además tienen la sartén la sartén por el mango y el mango también.