I Me gusta de vez en cuando prerderme en un bordoneo, porque bordoneando veo que ni yo mismo me mando. Las cuerdas van ordenando el rumbo del pensamiento y en el trotecito lento de una milonga campera va saliendo campo afuera lo mejor del sentimiento. II Ninguno debe pensar que vengo en son de revancha, no es mi culpa si en la cancha tengo con que galopear. El que me quiera ganar ha de traer buen parejero, yo me quitaré el sombrero porque así me han enseñado y me doy por bien pagao dentrando atrás del primero. III Siempre en voz baja he cantao porque gritando no me hayo, grito al montar a caballo, si en la caña me he bandeao pero cantando un verseao donde se cuenten quebrantos apenas mi voz levanto para cantar despacito que el que se larga a los gritos no escucha su propio canto. IV Si la muerte traicionera me acogota a su palenque háganme con dos rebenques la cruz pa' mi cabecera. Si muero en mi madriguera mirando los horizontes no quiero cruces ni aprontes ni encargos para el eterno tal vez pasao el invierno me dé sus flores el monte. V Toda la noche he cantao con el alma estremecida. El canto es la abierta herida de un sentimiento sagrao. A naides tengo a mi lao porque no busco pieda', disprecio la carida' por la vergüenza que encierra. Soy como el león de la sierra vivo y muero en soledad. Esta es la versión que canta Zitarrosa y no la original de Yupanqui.