Hace muchos años en la calle 83 en un edificio construido con los pies -2 de buenos cimientos y una vista doble al mar donde se sentía que algo extraño iba a pasar. Y los de arriba festejaban noche y día y los de abajo se quejaban del relajo y los del centro y los del centro esperando su momento. Nunca estuvo claro quién cuidaba el edificio pero todos juntos vivían en un paraíso no hay agua caliente y la luz se va a alas seis y con sólo un ascensor mejor bajar a pie. Y los de arriba compraron generadores y los de abajo leen con velas de colores y los del centro y los del centro estaban de vacaciones. Coro: Señor superintendente, nada es nuevo nada vino de repente si usted no hace algo más cada día habrá más cosas que arreglar. Un señor del piso 20 decidió bajar y en el piso 7 le invitaron a tomar café con leche con las manos amarradas sin una contribución no lo vamos a soltar. Y los de arriba asustados se escaparon y los de abajo asustados se quedaron y los del centro y los del centro repartiendo apartamentos. Coro. Superintendente, no se vuelva un Aladino de repente si usted no hace algo más no le van a dar su Nobel de la paz. Les doy mi testimonio hace un año que me fui encontré un nuevo edificio encontré donde vivir. No conozco mis vecinos me hace falta mi balcón cómo extraño mi cocina como extraño mi balón. Pero aquí sí hay agua caliente y las velas son de adorno señor superintendente ya ni me asusto ni me escondo.