En un delicioso lago, de verde y frondosa orilla En una frágil barquilla, la otra tarde me embarqué. Apenas salté a la lancha, mi corazón palpitaba, Al paso que ella remaba, suspiraba el huracán. Suelta el remo, batelera, que me altera tu manera de remar, de remar, suelta el remo porque temo que vamos a naufragar. Y la picarona de ella no cesaba de remar. Esta es la canción del día de los hombres de la mar Suelta el remo, batelera,….