De bar en peor naufragué, con mi encordado más sano y nos ganaron de mano, puta! una vez que tocan treinta y tres. Nos inventamos un cielo, en medio de la semana, que se nubló una mañana y nunca más nos dejó de llover En San Telmo resbalé, cáscara de bandoneón y de jeta al piso. ¿Cómo es que aún no he podido acostumbrarme a mis pasos? Descalzo de tus abrazos camino en vidrio y no puedo poder acostumbrarme a la fe y mucho menos a que falte gente, con este amor insolente hoy no me alcanza ni para un café En San Telmo resbalé, cáscara de bandoneón y de jeta al piso