Nací en sesenta y tres con Kennedy a la cabe- za, una melodía en la naríz, creo que hasta el aire estaba raro mediaba mar- zo. El mundo me hizo crecer entre zanahoria y carnes, el sesenta y nueve me encontró viendo a ese hombreen esa luna televisada. Y vino el colegio, y vino Vietnam, los yankees juraban amar el napalm. Jobim me dormía en la noche cuando todo era calma. Tocaba folklore, después rock and roll y ahí llegó Lennon hablando de amor ¿Qué pasa en la tierra que el cielo es cada vez más chico? ¿Qué pasa en la tierra... El barrio está igual que ayer voltearon la casa de al lado. La gente está igual que ayer, con un par de añitos encima. Después empecé a fumar en cada rincón oscuro, ya corría el 76, no se puede andar solo en la calle, sin un revólver. Y así tuve una mujer en el medio de mis piernas, como la marea, un día se fue, como bicicleta andaba el mundo, apresurado. Recuerdo lugares de mi ciudad, recuerdo aquel beso en el medio del cine, recuerdo al guardián de la plaza con su palo de escoba. Hoy mataron a un hombre de pie en Nueva York, comienza otra década a todo motor, el viento me toca la cara marca un cambio de rumbo. El viento me toca... El barrio está igual que ayer voltearon la casa de al lado. La gente está igual que ayer con un par de guerras encima. Y así empecé el ochenta y tres, son casi 20 años de histo- ria. Oh, oh. El siglo muere y no cambia más, está agonizando en cualquier hospital, nosotros tenemos la culpa y hay que solu-cio-narlo. Llamemos al débil y al orador, al mozo, al poeta, al músico, al peón. Llamemos a todos los hombres que el banquete está listo. La- ra la, la- ra la. La- ra la, la- ra la. Llamemos a todos los hombres que el banquete está listo.