Y qué hiciste del amor que me juraste y qué has hecho de los besos que te di. Y qué excusa puedes darme si faltaste y mataste la esperanza que hubo en mí. Y qué ingrato es el destino que me hiere y qué absurda es la razón de mi pasión. Y qué necio es este amor que no se muere y prefiere perdonarte tu traición. Y pensar que en mi vida fuiste flama, y el caudal de mi gloria fuiste tú, y llegué a quererte con el alma y hoy me mata de tristeza tu actitud. Y a qué debo dime entonces tu abandono y en que ruta tu promesa se perdió y si dices la verdad yo te perdono, y te llevo en mi recuerdo junto a Dios. Y pensar que en mi vida fuiste flama...