Intro: Jugábamos a Dios con tiza, pizarrón y escuela, cuando era ganador el barco de más alta vela. Jugábamos a Dios, sin reparar en ser felices. Saltábamos al sol, sin tiempo para cicatrices. Sin horas ni lujos, pelotas, bromas y dibujos. Gigantes, divinos, al aire ) y además con trino. Ahora que se fue el tiempo bienaventurado, te invito a conocer de nuevo un corazón alado. Modesto, gastado, que al verte ha recordado ser un dios enamorado.