Estando solo no pensé lo que podía pasar después. ¡Aguante la- a amistad! Pero qué amigo puedo ser si la mentira vuelve a ser, de pronto, la verdad. Pensar que no sabías mentir, no creo que pueda resistir la pena que vos me das. Es como la revolución que avanza sola, sin parar. Esta familia singular esconde en el cajón del mal excusas para sí. No sabe cómo responder y hace lo que dice el pequeño monstruo del poder. Pensar... Pensar...