Sentado en mi ante jardín Pongo en guardia mis oídos Aprovecho la corriente de aire precisa Y escucho la respiración Del paquidermo blanco que Duerme al sol de la tarde y cubriendo sus espaldas se levanta inmensamente Aplana la roca violeta cordillerana Que se apoya contra la pared Entera de celeste Que no quiere decir nada que no emite ningún ruido Que alimenta pensamientos destructivos Vas y vienes, viento de Noviembre Vas y vienes, meciendo mis ideas Vas y vienes, viento de Noviembre Vas y vienes, conoces mi respiración Vas y vienes, y entonces Vas y vienes, por un instante Vas y vienes, el mundo puede ser perfecto Quisiera escribir de amor Pero mis tiempos no son de amor Quisiera escribir de paz Pero mis tiempos no son de paz