Intro: De pequeña aprendiste que Gabriela era tu nombre y empezaste a caminar con él. Y en tus juegos y en tu risa de muchacha adolescente fue el candombe una señal desde tu piel a los duendes morenos de tu pies. En tus caderas todo el Barrio Sur bailó cuando el embrujo del tambor te fue a llamar. Y aquel nombre te siguió cuando después fuiste la reina y la vedette de un carnaval y tus manos se echaron a volar. Mas la vida demostró que el carnaval sólo es un sueño y otra dura realidad golpeó. Y emigraste golondrina que va en busca de otros cielos te alejaste de tu calle y tu ciudad. Y entre la plancha y los inviernos se escondió aquel Gabriela que hasta ayer te acompañó. Y este María Colombo que nació todos tus días te robó y te tuviste que olvidar de tu nombre y tus ansias de volar. Pero hay noches, esas noches que aparecen los tambores y es Gabriela la que baila sin parar. Y se cimbra, como un junco sus caderas y sus piernas y Gabriela ríe y baila una vez más y sus manos se sueltan a volar y sus manos se sueltan a volar y sus manos se sueltan a volar.