Moría el sol cual el rió te fuiste Sin promesas ni esperanzas de volver El ocaso se volvió sublime llanto A cobijar su manto aquel querer. Contemplando tu partida entre sollozos Hay un zorzal tan delicado cantor A dios solo yo le pido que conserve Como una rosa de mayo su esplendor. Has empañado con congojas toda mi alma El invierno despiadado lo llevó Hoy con tu ausencia has dejado una herida Mientras viva lloraré aquel adiós.