Tú… fuiste aquella canción de cuna en el desvelo de la preocupación Tú… le diste cura a las heridas que atentaron a mi corazón Fue tu mirada escudo y armadura, cuando en la batalla tuve miedo Las cicatrices aunque hoy duelen son trofeos, de tu victoria y de Mi credo Tú acariciaste mi cabello aquella noche de soledad Tú fuiste la mano que sostuvo mi tropiezo en el caminar Y sé que fuiste tú aquellos brazos donde mi cansancio se hizo vuelo Y con tu música me levanté del suelo, fuiste la escucha y el Consejo Fuiste Tú: el que puso las manos por mis clavos El que puso los hombros a mi cruz El que por mi condena dio su vida, fuiste Tú Tú fuiste el susurro en mis oídos, fuiste calma en la tempestad Tú fuiste la corrección fraterna y el rescate en mi necedad Tal vez será que son muy pobres mis sentidos para haberte visto en el pasado Pero hoy la fe me deja ver, y me ha mostrado que siempre estuviste a mi lado Fuiste Tú: el que puso las manos por mis clavos El que puso los hombros a mi cruz El que por mi condena dio su vida Fuiste Tú: el que puso la espalda a mi flagelo El que entregó su sangre por mi Cielo El que por mis cadenas dio su cuerpo, fuiste Tú Aunque no te pueda observar Y mis oídos no te puedan escuchar La Fe corrige mis sentidos Porque yo creo, sé que estás aquí conmigo