Cómo olvidar que fuimos dos corriendo al valle sin temor que de tu mano dibujé mi barrilete de color. Que me enseñaste a no mentir que la dureza no es rigor y cuando tuve que llorar quisiste hacerlo tú por mí. Padre, no tengas miedo si se te achica el cielo. Yo tengo un horizonte de remansos para ti. Tómate de mi brazo y aminorando el paso vamos a caminar que es tiempo aún para comenzar. Bebe en mi cántaro si tienes sed. Bebe en mi cántaro si tienes sed. Por ti aprendí que la mujer no es un adorno del varón. Baraja donde duerme el rey de corazones del amor. Y por tus canas recorrí este camino de aprender y del baldío hasta tu voz siempre fui un niño por crecer.