Ardo en celo por ti y no estas salgo al monte y te espero es pie, pero tú no vienes, no, ni huracán, ni terremoto, ni fuego abrasador ...y en el ruido de un silencio te oí, mi Señor, mi Señor. Ardo en celo por ti y no estas salgo al monte y te espero es pie, pero tú no vienes, no, ni huracán, ni terremoto, ni fuego abrasador ...y en el ruido de un silencio te oí, mi Señor, mi Señor.