Tenía ya de todo presumía de ser un señor de esos de vida moderna que usa coche, fax y contestador. Una novia a la que hacía muy lindos regalos y una fama de PlayBoy. Era un tipo como tantos: como tú, como yo. Estudiaba una carrera de esas que se estudia mogollón, de las que se quedan fuera los que no disponen de un millon. Luego un máster en empresas sembrado de anfetas y unos meses en New York. Se estaba preparando: como tú, como yo. Era asiduo de los bares y de los lugares de buen rock. Frecuentaba los ambientes donde el que más miente es mar señor. Y aunque todos le trataban de don, era don pecador:como tú, como yo. Pero mira tú que un día en lo alto alguien se mosqueó, que a ningún padre le gusta que sus hijos pierdan el timón. Y queriendo echarle un cable sin atosigarle susurraba en su interior que se estaba equivocando: como tú, como yo. Y así el pollo se dió cuenta y quiso dar la vuelta y ser mejor; y olvidar tanta carrera, tanta borrachera tanto rock. Y salir a los caminos, servir a los vecinos, vivir sin importarle lo que iban a pagarle, saberse diferente, luchar por otra gente, sentirse hijo de Dios: como tú, como yo. Si un tipo así pudo cambiar, imaginemos que podría pasar si un día nosotros hiciésemos lo mismo ( Tres veces)